Sinceramente soy un hombre de gustos sencillos. No soy de la clase de personas ambiciosas y de ese estilo que buscan engrosar las ya llenas habitaciones con más cosas, no me gusta creer que tener mucho significa felicidad, sino al contrario, creo que tener muchas cosas tan sólo te hace más distraído. Te distraes con cada armatoste que se cruza en tu camino que olvidas a lo que vas a un lugar o con quien vas para centrar toda tu atención a un objeto.
Lo malo de ser ambicioso con las cosas y desear tener muchas es que no sólo son objetos materiales como lo serían los objetos tecnológicos y las parafernalias efímeras como la ropa y los accesorios, hay algunos tan extremos como la necesidad por una relación o por un cónyuge que no importa que acabas de terminar una relación (cualquier tipo de relación) con alguien y se ven en la penosa tarea de buscar un "suplente" para el puesto vacante.
No, la verdad eso no. Yo soy una persona que le gusta ir por el mundo con la menor cantidad de objetos, no cargo con morrales (a menos que sea muy necesario), no cargo con reproductores de música e inclusive si no es necesario no cargo con mi celular. Yo prefiero ir libre por donde vaya sin el temor constante de algún asalto o que se me extravíen en las cosas. A mi me gusta ir por las calles sabiendo que lo que cargo conmigo es únicamente lo necesario.
Toda esta reflexión sale a la luz en mi mente gracias a que estoy leyendo un libro de Herta Müller que tiene por titulo "Todo lo que tengo lo llevo conmigo" y bueno la verdad es que el libro comienza haciendo alusión a que el personaje que vive en la historia (aún voy muy en el principio) dice que "nada es mío" y eso me hizo pensar en lo anterior, la verdad es que aunque fuera un chico con gustos extremos y necesidad por objetos y demás, aún y así, tendría en mi mente que la verdad absolutamente nada de lo que tengo es mio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario